Las administraciones y los proveedores de vigilancia deben asumir medidas eficientes para controlar a estos grupos: es mandatorio averiguar sus antecedentes (con el auxilio de las autoridades), carnetizarlos, uniformarlos, confinarlos a ciertas áreas, requisar sus pertenencias a entrada y salida y sólo permitir que laboren los autorizados (sin acompañantes).
Los residentes ante esta delicada circunstancia deben tomar medidas aún más exigentes.
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