En Chía, en el corredor que forma la variante que
une a este municipio con Cajicá, los robos de llantas y componentes de
vehículos se han convertido en una verdadera pesadilla en los centros
comerciales, las estaciones de servicio, las bahías, los nuevos concesionarios
y otros lugares de parqueo. Hay mafias especializadas que se tardan segundos en
hurtar estos bienes y que burlan con pericia digna de mejor causa a los
vigilantes y a los sistemas de alarma. Además, los delincuentes se trasladan en carros nuevos y lujosos.
Es como si los perpetradores de estos desafueros se
hubieran mudado en masa desde Bogotá...