
El desplazamiento de los núcleos sociales de alta capacidad adquisitiva desde Bogotá hacia las localidades del centro-norte del departamento de Cundinamarca ha traído como consecuencia el traslado paulatino de los integrantes de varias bandas delincuenciales en el mismo sentido y la aparición de nuevos grupúsculos violentos.
A las organizaciones delictivas provenientes de la capital se han unido miembros de bandas emergentes, desplazados, reinsertados y desempleados.
Los marginales tienen como nuevo objetivo los conjuntos multifamiliares en donde residen las familias de estrato socioeconómico alto.
Las estadísticas de criminalidad y percepción de seguridad indican que los delitos de mayor impacto tienen que ver con el apoderamiento de bienes ajenos con ejercicio de violencia (asaltos y atracos, extorsiones y secuestros, sobre todo).
Se recomienda que las familias asuman compromisos de autoprotección para fomentar su seguridad.