"Siquiatras afirman que el uso de estos fármacos pueden dejar secuelas emocionales.
El martes a las 8 de la mañana mi hermana iba a sus prácticas en un colegio que queda por la calle 63 con carrera 13, cerca al parque Lourdes.
Se subió a un bus que estaba lleno, así que se fue de pie. Cuando estaba a punto de llegar, un hombre de color y alto, que iba a su lado, le dio un puño en el estómago; con semejante golpe, se quedó sin aire pero alcanzó a notar que le echó algo extraño a la boca.
Enseguida se bajó, llamó al esposo y le dijo que se estaba empezando a sentir mareada y que creía que la habían drogado para robarle el celular, que por cierto, estaba dañado.
Su esposo le dijo que se fuera corriendo al colegio donde enseña a niños pequeños. Alcanzó a llegar en 15 minutos y quedó desorientada.
El esposo, al rato, más o menos a las 8:30 a.m., la llevó a la clínica del Occidente en las Américas, allí le hicieron un diagnóstico y el resultado fue que la habían envenenado con antiepilépticos, sedantes y drogas para el mal de Parkinson, todas éstas para tratamientos siquiátricos.
Mi familia y yo esperábamos que le realizaran en esa clínica una desintoxicación, pero lo que hicieron fue mandarla a la casa.
Allá le empecé a hacer una serie de preguntas sobre su vida y ni siquiera recordaba su nombre, tan sólo nombraba a su hijo.
Según la clínica del Occidente el efecto duraría ocho días y luego recuperaría el conocimiento, sin embargo al otro día mi hermana no sentía las piernas y en la tarde le dio taquicardia.
Así fue como la llevamos a la clínica Palermo y allá al ver su estado la hospitalizaron. Según la siquiatra que ha estado tratándola, quedaría con secuelas a nivel emocional.
La policía dice que esto se ha vuelto una forma de robo que tiene como foco a las mujeres que están solas. Lo importante en estos casos es denunciar.
Andrés Zuluaga Rincón"
El martes a las 8 de la mañana mi hermana iba a sus prácticas en un colegio que queda por la calle 63 con carrera 13, cerca al parque Lourdes.
Se subió a un bus que estaba lleno, así que se fue de pie. Cuando estaba a punto de llegar, un hombre de color y alto, que iba a su lado, le dio un puño en el estómago; con semejante golpe, se quedó sin aire pero alcanzó a notar que le echó algo extraño a la boca.
Enseguida se bajó, llamó al esposo y le dijo que se estaba empezando a sentir mareada y que creía que la habían drogado para robarle el celular, que por cierto, estaba dañado.
Su esposo le dijo que se fuera corriendo al colegio donde enseña a niños pequeños. Alcanzó a llegar en 15 minutos y quedó desorientada.
El esposo, al rato, más o menos a las 8:30 a.m., la llevó a la clínica del Occidente en las Américas, allí le hicieron un diagnóstico y el resultado fue que la habían envenenado con antiepilépticos, sedantes y drogas para el mal de Parkinson, todas éstas para tratamientos siquiátricos.
Mi familia y yo esperábamos que le realizaran en esa clínica una desintoxicación, pero lo que hicieron fue mandarla a la casa.
Allá le empecé a hacer una serie de preguntas sobre su vida y ni siquiera recordaba su nombre, tan sólo nombraba a su hijo.
Según la clínica del Occidente el efecto duraría ocho días y luego recuperaría el conocimiento, sin embargo al otro día mi hermana no sentía las piernas y en la tarde le dio taquicardia.
Así fue como la llevamos a la clínica Palermo y allá al ver su estado la hospitalizaron. Según la siquiatra que ha estado tratándola, quedaría con secuelas a nivel emocional.
La policía dice que esto se ha vuelto una forma de robo que tiene como foco a las mujeres que están solas. Lo importante en estos casos es denunciar.
Andrés Zuluaga Rincón"
Tomado de El Tiempo de la fecha.
