Tenemos noticia confirmada de que están actuando en nuestra ciudad - sobre todo al Norte - varias bandas de peligrosos “apartamenteros” dedicados a ingresar a los pequeños conjuntos residenciales de alto estrato socioeconómico en donde sólo hay un responsable de la portería y se carece de recorredores.
En dichos entornos los ladrones causan daños y pérdidas de consideración con la modalidad que vamos a describir aquí y que implica el aprovechamiento malicioso de las fallas de los guardas y la apertura desatinada de los accesos.
Es de advertir que a veces los delincuentes dominan detalles parciales sobre la forma de vida de los habitantes y con estos datos logran confundir a los guardas.
Los “amigos de lo ajeno” operan según la siguiente estrategia:
1. Una o dos mujeres - con bufandas, gafas oscuras o gorras - logran ingresar a la portería peatonal explicándole al vigilante que van a esperar a alguien, que necesitan información sobre algún residente o argumentando que van a realizar una labor en una unidad de vivienda en donde al momento no hay nadie (¿cómo saben tantas cosas?: por supuesto, han realizado “inteligencia” - seguimiento y acopio de información útil a sus propósitos - con las empleadas domésticas, con los familiares de los residentes, curioseando en las porterías, llamando a los residentes para ofrecerles gangas y concursos o con los mismos guardas - en visitas repetidas y maliciosas -).
2. De forma concomitante, aprovechando que el guarda está ocupado con las mujeres que le hablan mucho para distraerlo, llega un vehículo particular tipo automóvil o camioneta y se estaciona muy cerca del portón de acceso vehicular, demostrando seguridad y sin anunciarse. El conductor elude las cámaras y los videófonos y/o usa bufandas, gafas oscuras o gorras.
3. Con imprudencia o por excesiva confianza el guarda obtura las cantoneras y permite que el automotor pase a las instalaciones.
4. El vehículo desciende al sótano inferior o se moviliza hacia algún punto relativamente oculto del garaje y, como lo hizo en la leyenda griega el famoso "Caballo de Troya", se desocupa dejando allí a uno o a varios sujetos.
5. Las personas depositadas en el garaje se desplazan hacia los niveles habitados por las escaleras o los ascensores, a escondidas del sistema de circuito cerrado de televisión.
6. El vehículo sale de las instalaciones y empieza a patrullar por las vías circunvecinas para comunicarles vía celular a los antisociales que ya están dentro del conjunto cualquier novedad que ocurra en el exterior (a veces, simplemente da varias vueltas a la manzana).
7. Los individuos dejados en los garajes suben a los domicilios, escogen aquellos en donde no hay ruidos ni actividad aparente, violentan con pericia las puertas y cerraduras (sin causar daños demasiado llamativos), entran a éstas, roban silenciosamente dinero, joyas, divisas, computadores portátiles, cámaras fotográficas y de video, juegos electrónicos y bienes de reducido tamaño y fáciles de portar en el cuerpo, en las prendas en uso o en los morrales o maletines que llevan consigo.
8. El portero, mientras tanto, continúa departiendo con las desconocidas, quienes por sus comentarios le dan la fuerte impresión de tener algún tipo de relación con los residentes.
9. Mientras esperan en las porterías, algunas de estas mujeres han llegado a alternar con las encargadas del aseo comunal, demostrando así con desfachatez que se trata de allegadas a los residentes.
10. Todo el tiempo los integrantes de la banda hablan por celular o se comunican entre sí y con quien los espera en el exterior a través de mensajes tipo SMS o messenger o chat o apelando al empleo de las redes sociales ahora tan extendidas.
11. Para terminar, las mujeres se despiden del guarda y en el preciso instante en que éste les abre para que se vayan detienen la puerta y le dan paso a los delincuentes que estaban merodeando y robando en los niveles superiores.
12. Al fin todos salen y se reagrupan en las cercanías, siendo recogidos por el vehículo que los esperaba rondando.
Esta modalidad representa un gravísimo peligro para los residentes y para los porteros. No puede desestimarse que algunos integrantes de estas bandas vayan armados o que sean capaces de cometer lesiones personales, secuestros u homicidios.
Por lo dicho, estamos advirtiendo y re-capacitando a nuestro personal en esta específica materia.
Sin embargo, es importante insistir a nuestros clientes residenciales de estas características sobre lo siguiente:
1. No basta con que los guardas "conozcan" a los residentes. La mente humana es frágil en extremo y el procesamiento de los recuerdos para identificar a los congéneres es algo subjetivo. Los procedimientos de seguridad nunca pueden depender apenas de la buena voluntad, de la capacidad de recordación y de las condiciones emocionales de los vigilantes. Todo esto es inestable y cambiante.
2. Todos los vehículos de los residentes en todos los conjuntos deberían estar distinguidos o identificados con calcomanías especiales diferenciadoras. Hemos reiterado hasta la saciedad que no se trata, por supuesto, de portar la dirección y el nombre del conjunto en el panorámico. Puede tratarse simplemente de una figura geométrica, de un símbolo coloreado o de un número que el portero observe a la distancia y que le permita proporcionar atención prioritaria a los residentes.
3. En todo acceso vehicular debería existir una cámara - del circuito cerrado de televisión - que esté a un nivel bajo para facilitar que el portero observe con precisión las placas, primero, y luego la cara de quien conduce. Las imágenes de esta cámara deberán grabarse también en el DVR del sistema.
4. En algunos multifamiliares se están utilizando, con éxito, dispositivos de alarma o timbre a control remoto. Así, cuando un residente llega a las inmediaciones obtura el dispositivo, advirtiéndole al guarda para que le abra la puerta con seguridad. Es claro que el portero no le abre a quien no usa el aparato. Para esto, empero, se requiere disciplina y mínimo compromiso de los jefes de hogar.
5. Es norma elemental y siempre obligatoria que ningún visitante pueda entrar en forma libre y sin previo anuncio en su vehículo a cualquier copropiedad. Esto aplica para los familiares de los residentes y, por supuesto, para los invitados, proveedores y contratistas.
La seguridad, como se ha dicho tantas veces, es compromiso de todos, no sólo de los vigilantes.
La seguridad como cosa trascendental que es, requiere además soporte tecnológico y el establecimiento de políticas, protocolos, procesos y procedimientos objetivos basados en técnicas impersonales y universales.
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