Hace algún tiempo un mendigo provisto de varias ratas en sus manos asaltó un autobús de transporte público en Bogotá. Provocando el terror entre los pasajeros que con miedo y repulsión le entregaron muchísimo más dinero de lo que exigía, logró hacerse a un buen botín.
Al parecer, según lo registran los medios y las autoridades, de nuevo esta modalidad cobra fuerza en las calles capitalinas ya no sólo en los medios colectivos de movilización sino en los andenes y las vías. Puede tratarse, desde luego, de roedores entrenados para agredir a las personas bajo ciertas circunstancias. Moraleja: "El animal no tiene la culpa sino quien lo adiestra"...
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