Está demostrado que la mala ventilación de los hogares genera accidentes con el monóxido de carbono, un gas tóxico que puede matar a las personas y que se produce en cantidades muy grandes cuando la combustión del gas natural es inadecuada.
Esto ocurre en los recintos en donde se ubican los artefactos a gas y que no cuentan con las rejillas reglamentarias para que el aire circule o en donde éstas son obstruidas con ropa o elementos para evitar el frío.
El habitante de conjuntos residenciales debe comprometerse a que los artefactos a gas se revisen técnicamente por lo menos una vez al año.
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