Las noticias de la fecha nos ponen de presente que las cámaras ubicadas en un vehículo de Google que se desplazaba por las calles de la ciudad de Groningen (al norte de Holanda) con el fin de recoger imágenes para los servicios virtuales ofrecidos por el gigante de Internet y que captaron el preciso instante en que un joven era asaltado y despojado de sus pertenencias por dos vagos -algo bastante inusual en ese país- tienen funciones que van más allá de lo que creemos las personas del común.
Hoy, las cámaras de televisión extienden casi ilimitadamente la cobertura de nuestros ojos, no descansan, sus imágenes se pueden grabar y reproducir en muchos formatos y, como si fuera poco, se consiguen a precios cada vez más bajos.
Sin embargo, en videovigilancia hay una norma limitante de oro: "NUNCA INSTALE CÁMARAS EN LUGARES EN DONDE CON ELLAS SE PUEDA VIOLAR LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS".
Jamás ubique cámaras en dormitorios, vestieres, servicios sanitarios o dependencias no comunes, laborales o corporativas. Prefiera sitios abiertos y semipúblicos o colectivos y siempre ponga avisos en donde advierta que esto se hace por conveniencias de seguridad, no por molestar o afectar la privacidad de las personas. Aquí, como en todo, el sentido común y el respeto son la regla.
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