El vidrio
es un tipo de material cerámico amorfo; una sustancia inorgánica más o menos
dura, frágil y transparente que se encuentra en la naturaleza o que la produce
el ser humano, hoy a nivel industrial.
En lo
fundamental, se obtiene elevando a unos 1.500°C arena de sílice (SiO2) con
carbonato de sodio (Na2CO3) y caliza (CaCO3).
El
término "cristal" es utilizado como sinónimo, aunque es incorrecto en
el ámbito científico debido a que el vidrio es un sólido amorfo (sus moléculas
están dispuestas de forma irregular) y no cristalino.
Como bien
se sabe, el vidrio es un producto muy útil y versátil que se usa para elaborar
ventanas, lentes, botellas y una gran variedad de artículos indispensables en
la vida diaria.
Hoy en
día, se ha convertido en un aliado perfecto para la decoración de los hogares.
Gracias a su elegancia, transparencia y capacidad para transferir la luz
exterior, hace que los lugares se conviertan en áreas amplias y limpias.
Además, al tener distintos colores y texturas, enriquece y realza los espacios.
Por ello
la elección del vidrio adecuado es muy importante para ingenieros, arquitectos
y diseñadores, quienes lo usan en la creación de sus proyectos.
En los
edificios modernos, de factura minimalista, el vidrio ocupa un lugar
principalísimo tanto en las fachadas como en los interiores.
A veces
las piezas de vidrio alcanzan valores económicos muy altos y por ello cuando se
rompen nos molestamos y afectamos tanto.
Resulta
que el coeficiente de dilatación térmica lineal a temperatura ambiente del vidrio
es notablemente más alto que el de la sílice fundida (unas veinte veces más),
razón por la cual los objetos de vidrios de silicato sódico son menos
resistentes al denominado "choque térmico".
La
resistencia al ataque químico o físico (disolución) de los vidrios comunes es
una función de su composición química. No obstante, en todos ellos esta
resistencia, que se suele medir mediante una serie de pruebas tipificadas
internacionalmente, es elevada.
En fin,
por el “choque térmico” el vidrio se expande al aumentar su temperatura y
cuando se enfría súbitamente (por ejemplo, por el contacto con agua fría) se
contrae de unas partes y de otras no. Por tanto, al ser un material rígido y no
contraerse uniformemente, se rompe.
Está
claro que este noble material por su estructura no cristalina se rompe
repentinamente cuando se somete a esfuerzos de tensión, situación muy distinta
a lo que pasa con otros materiales como el aluminio y el acero, los cuales
muestran una deformación permanente antes de fallar.
El vidrio
también se rompe por disminución de su resistencia debido a golpes y rayones de
sus bordes y superficies.
Cuando el
vidrio tiene que soportar un esfuerzo externo mayor que su resistencia se
rompe. Esto puede ser ocasionado por la presión del viento, un golpe, una
fuerza mecánica o, como se dijo, por estrés generado por un calentamiento
diferencial.
Cuando el
vidrio sale del proceso de producción tiene una resistencia alta pero a medida
que se transporta y almacena en distintos lugares se puede disminuir
paulatinamente tal característica.
Para
terminar, debe evaluarse que lo mismo ocurre con los vidrios de los automóviles
así se trate de piezas endurecidas, con características de mayor seguridad o
provistos de tintillas y películas plásticas de protección.